miércoles, 25 de noviembre de 2009

Esos corazones






Fabián se llamaba para cuando abandonó a Adriana ese día de primavera; de su boca solo salio un pequeño susurro diciendo me enamoré, intenté no hacerlo, pero esto es mas fuerte que yo. Ella logró reconquistarlo, pero ya era tarde, habían pasado casi veinte años ya cuando ella salió del lapso que vivió.
Adriana un día se vio sentada en una plaza cercana a Isidora Goyenechea, reconoció un autobús que vio alguna vez cuando pequeña eso le hizo recordar que algún día quiso encontrar a un príncipe azul pues solía ver dentro de ese cuadrado de color a un hombre hermoso, uno que se llamaba Fabián. Luego de preguntarse donde estaba él, del porque se demoraba tanto en traer helados, se percató que él la había dejado, tomó un diario, era invierno de casi dos décadas después; se levantó del asiento, caminó por la haches, recorrió lugares y cuando se dio cuenta de que ya no lo encontraría decidió. Ella al cabo de unas horas después se mató.

Fabián convirtió su nombre en algo tan efímero que parecía no llamarse, no tener identidad. Se enamoró de su profesor, fue hasta la luna para ver si era posible alcanzarlo y llegó. Un día entre los pasillos de su universidad no aguantó más, le dijo algo al oído, besó torpemente sus labios y terminó en sus brazos, de ahí para siempre se acostumbró a hacerlo con él y no podía quitarse las ganas de hacerlo con otro más.
Asumió que no era lo correcto para el resto, pero era lo que el quería y así pues continuó su romance inaceptado, criticado; en algunos casos odiado. Se enamoró tanto que dejó todo, se volvió tan hermético que hasta se olvidó de él, luego de eso la historia continúa así. El vive para el profesor, el profesor vive para si mismo y Adriana cada día de primavera muere por Fabián.

*Foto sacada de Google

**CON ESTO PRETENDO VOLVER A MIS INICIOS Y A LO QUE NUNCA HE PODIDO DEJAR

jueves, 19 de noviembre de 2009

Sueños


Aprendí desde pequeña a valerme por mi misma y pese a ello hubo un tiempo en el cual trataba de recordar esa bella enseñanza de mi naturaleza y no la logré encontrar. Luego gracias a quizás una de las mujeres importantes de mi vida pude darme cuenta que seguía allí, como un sueño que queda grabado en el inconsciente esperando revivir.

Hace unos meses atrás desperté con ganas de volver a ser la niña que fui, a volverme más natural, más Nicole y encontré a alguien a quien a veces no hubiese querido despertar.

Hoy en día estoy más hiperquinética, cariñosa, putita, utópica, avara, cándida, changa, espontánea, locuaz, perfecta en una palabra. Pero por sobre todo mis ganas de cumplir lo que sueño siguen estando, sigo con ganas y energía en cumplir lo que deseo.

La suerte no está conmigo ya que sólo existe para los perdedores, pero el éxito si me acompaña.

Cariños