miércoles, 16 de mayo de 2012

Vínculos



Siempre pensé, sin darme cuenta, que era la hija que toda madre quería tener. Intenté hacer lo mejor desde pequeña; jamás me castigaron pues no tenían porqué hacerlo, jamás me gritaron ni golpearon, tampoco nunca debieron decirme que estudiara o que no me ensuciara como la mayoría de los niños. Cuando crecí y como al contrario de la mayoría no fui cercana a mis padres, ni al uno ni al otro, creo que fue por lo mismo, para no molestar y para que vieran que su hija podía ser perfecta sin siquiera molestar un poco. Crecí cobijada en mí misma y en mi infancia arrebatada, en la madurez que una niña no debe tener frente a separaciones, maduré de golpe cuando me arrebataron a la única persona con la cual me sentía niña. Estudié, crecí, continué, maduré, me convertí en mujer cuando no alcanzaba ni los ocho, supe de enfermedades, precariedad, pobreza, tristeza y pena, sobretodo pena.
Seguí a mi madre a todas partes, desde el baño en donde se veía a ella misma borracha para cuando se acababa de separar de mí papá, la seguí cuando tenía la entereza de proteger y enseñar a niños en situaciones socioeconómicas detestables, la supe acompañar para cuando trabajaba ornamentando las calles de la comuna por unas pocas chauchas, he sabido de caminar cuadras sin fin para buscar una caja con comida, supimos de pintar paredes y con ello sueños que un día todo fuera mejor para ambas, he sabido ser su compañera, amiga e hija, y claro, aún así a veces me parece que nada de todo eso ha valido la pena. Quizás nunca he sabido expresar correctamente mi amor, quizás fui acompañante, pero nunca una persona cercana porque tampoco había comunicación, quizás por el mismo hecho de no querer molestar.
Últimamente no sé si estoy bien o no, sólo me siento sosegada frente a todo lo que pasa, a la pena en que me inmerso cuando la veo transformada en una persona que traspasa los límites del compartir y disfrutar, esa persona que traspasa la frágil línea del ser divertido y libre para formar parte de quien es una completa extraña a mis ojos lagrimosos de tanta rabia y pena. No sé a que llegará esto, sé que tendrá un fin, pero el punto final a esta historia no lo pondré yo, pues he de hacer lo que en mi camino se plante… Ojalá que el final sea un punto seguido a una vida bella.


viernes, 4 de mayo de 2012

My Glass...



Mal, como dentro de un vaso vacío sin poder ver más allá de lo que refleja el cristal, con ganas de que por lo menos vacíen algo dentro para ver si se puede empeorar, pero no, la persona que podría hacerlo no tiene interés en hacerme sentir un poco más mal.
A veces me gustaría que una gota colmara mi vaso o que me sacaran de en medio para sentirme sin ataduras que me lleven a seguir aquí. Tal vez he vuelto a estar cansada de la vida, de no tener ganas y no sentirme cómoda y segura en ninguna parte.
Todo para mí es extraño…


:s