Espinas que se van clavando una a una hasta que no se hace
soportable, no es que esté sufriendo; es que me siento sola. No es que quiera a
alguien, es que uno siempre espera que ese alguien aparezca cuando uno lo
desea. Es que a veces no es necesario decir cosas para que se den cuenta.
Son raras las noches de verano, sin sentido y sin ganas,
pero bueno… siempre han sido así…